18 de febrero de 2025

LA SANACIÓN TIENE SU MISTERIO DIVINO Evangelio miércoles 19 de febrero 2025


LA SANACIÓN TIENE SU MISTERIO DIVINO
Evangelio miércoles 19 de febrero 2025
Padre, Jairo Yate Ramírez. Arquidiócesis de Ibagué
“Cuando Jesús y sus discípulos, llegaron a Betsaida, le trajeron un ciego a Jesús y le rogaban que lo tocara. Él tomó al ciego de la mano y lo condujo a las afueras del pueblo. Después de ponerle saliva en los ojos e imponerle las manos, Jesús le preguntó: “¿Ves algo?” El ciego, que comenzaba a ver, le respondió: “Veo hombres, como si fueran árboles que caminan”.
     Jesús le puso nuevamente las manos sobre los ojos, y el hombre recuperó la vista. Así quedó sano y veía todo con claridad. Jesús lo mandó a su casa, diciéndole. “Ni siquiera entres en el pueblo”.  Marcos 8, 22-26.
 
      La razón fundamental de la venida del Hijo de Dios es: Sanar, Salvar, liberar, perdonar, instaurar el Reino de su Padre celestial. En medio de esa maravillosa misión, existe la posibilidad de encontrar personas que no se dejan curar. ¿Será que existen ciegos que no quieren volver a ver?  Quienes no se dejan curar, son aquellos que se creen sanos. Existen personas que caen en la tentación de creer que no necesitan de nadie. Personas que tiene su propia ideología. Personas que tienen su propia religión.
 
       La causa de este fenómeno, es el orgullo, la vanidad, la soberbia humana. El Papa Benedicto XVI advierte: “Confesemos nuestra ceguera, nuestra miopía y, sobre todo, lo que la Biblia llama el "gran pecado": el orgullo. Que nos ayude en esto María santísima, la cual, al engendrar a Cristo en la carne, dio al mundo la verdadera luz. (Homilía, 2 de marzo de 2008).
 
            El apóstol san Pablo en su misión, tiene una experiencia con una cantidad de personas que son reacias a los asuntos de Dios. El apóstol les recordó lo que en la Antigua Alianza había dicho el profeta Isaías: “Por más que oigan no entenderán, y por más que miren no verán. El corazón de este pueblo se ha endurecido. Se han tapado los oídos y cerrado los ojos; tienen miedo de ver con sus ojos y de oír con sus oídos, pues entonces comprenderían y se convertirían, y yo los sanaría.” (Hechos 28, 24-27).
 
        Para ganar la sanación basta que la persona acepte la propuesta de Dios. “¿Crees que yo puedo hacerlo?”. Las sanaciones concedidas por el Maestro son una señal del cielo, de Aquel que es el Mesías. La prueba es que después de la sanación “Muchos creyeron en Él” (Juan 7, 31). El Maestro sana y muchos ven en ese evento que ha llegado el Reino de Dios. “Si saca demonios, es porque ha llegado el Reino” (Lucas 11, 20). Cuando las personas no quieren aceptar la sanación por incredulidad, el Maestro se retira y continúa su misión. “No hizo muchos milagros por causa de la incredulidad” (Mateo 13, 58).
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