Evangelio lunes 3 de febrero 2025
Padre, Jairo Yate Ramírez. Arquidiócesis de Ibagué
“Jesús y
sus discípulos llegaron a la región de los Gerasenos. Apenas saltó de la barca,
vino a su encuentro, de entre los sepulcros, un hombre con espíritu inmundo que
moraba en los sepulcros y a quien nadie podía ya tenerle atado ni siquiera con
cadenas, pues muchas veces le habían atado con grillos y cadenas, pero él había
roto las cadenas y destrozado los grillos, y nadie podía dominarle.
Y siempre, noche y día, andaba entre
los sepulcros y por los montes, dando gritos e hiriéndose con piedras. Al ver
de lejos a Jesús, corrió y se postró ante él y gritó con gran voz: ¿Qué tengo
yo contigo, Jesús, Hijo de Dios Altísimo? Te conjuro por Dios que no me
atormentes. Es que Él le había dicho: Espíritu inmundo, sal de este hombre.”
°°° Marcos 5, 1-20
El
Hijo de Dios tiene poderes para cumplir bien su misión. Dios enfrenta todo tipo de males que
pretendan lastimar la fe, la vida en comunidad y la salvación de cada persona.
El Salvador se anticipó a todo lo que pudiera dañar la misión de los futuros
misioneros en su Iglesia: Los apóstoles forman un grupo especial que tienen
relación con la persona de Jesús no sólo porque creen en Él sino porque están
íntimamente ligados a su misión; el grupo participa de la misión de Jesús, de
sus poderes, y de su convivencia: Pues, “Instituyó Doce, para que estuvieran
con él, y para enviarlos a predicar con
poder de expulsar los demonios”. (Marcos 3, 13-15).
El
Papa Francisco advierte que es obligatorio estar despiertos porque el demonio o
el mal, intenta llevar a las personas a la mundanidad, mediante las
seducciones. “Estar atentos porque los demonios nos hacen “dirigirnos
lentamente hacia la mundanidad” y el que lo evita es Cristo que salva “de la
seducción”. Para evitar caer en la tentación, es necesario hacer obras de caridad
que “cuestan mucho” pero “nos llevarán a estar más atentos”. (cfr. Homilía, 13
de octubre, 2017).
La
Sagrada Escritura enseña que solo Dios puede sacar demonios. La Iglesia
Católica en su sabiduría, dice que los Obispos son los primeros llamados a prestar
el servicio de sacar un demonio. La razón es que ellos son los sucesores de
los apóstoles. Cuando una persona está bajo el dominio del maligno y no tiene
dominio, eso implica hablar de exorcismo. Según el canon 1172, 2 del Código de Derecho
Canónico, el exorcista debe ser un
Obispo o un sacerdote “piadoso, docto, prudente y con integridad de vida”.
La pastoral de nuestra Iglesia recomienda
estar atentos a no darle oportunidad al diablo a no caer en la tentación
maligna. Las debilidades pueden ser: Horóscopo, Medium, supersticiones, Tarot,
lectura de cartas, productos que dicen tener poderes.
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