10 de febrero de 2025

EL VERDADERO CULTO A DIOS Evangelio martes 11 de febrero 2025


EL VERDADERO CULTO A DIOS                         Evangelio martes 11 de febrero 2025
Padre, Jairo Yate Ramírez. Arquidiócesis de Ibagué
“Los fariseos con algunos escribas llegados de Jerusalén se acercaron a Jesús, y vieron que algunos de sus discípulos comían con las manos impuras, es decir, sin lavar.
            Los fariseos, en efecto, y los judíos en general, no comen sin lavarse antes cuidadosamente las manos, siguiendo la tradición de sus antepasados; y al volver del mercado, no comen sin hacer primero las abluciones.
             Además, hay muchas otras prácticas, a las que están aferrados por tradición, como el lavado de los vasos, de las jarras, de la vajilla de bronce y de las camas.
 
            Entonces los fariseos y los escribas preguntaron a Jesús: “¿Por qué tus discípulos no proceden de acuerdo con la tradición de nuestros antepasados, sino que comen con las manos impuras?” Él les respondió: “¡Hipócritas! Bien profetizó de ustedes Isaías, en el pasaje de la Escritura que dice: “Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí.” °°° Marcos 7, 1-13.
 
            El verdadero culto a Dios pierde su sentido y su razón de ser, cuando se pretende tomar lo circunstancial y no lo esencial de la ley y de las enseñanzas de Dios. En la manera de pensar de cada persona, debería existir la diferencia entre lo importante y lo menos importante. Es útil tener esta manera de razonar porque no da lugar a equivocarse o a darle importancia a lo que Dios no quiere que le demos.
 
            El culto a Dios interpretado desde la mente humana ha sido muy polémico; el hombre en lugar de rendir culto a Dios, está pensando más en sí mismo o en compararse con los demás. El problema más serio es que hemos perdido ese llamado divino de darle a Dios lo que es de Dios, porque lastimosamente nos hemos empeñado en hablar mucho y hacer poco.
 
En darle importancia a lo que no tiene mucho interés, en juzgar a los demás porque no cumplen estrictamente la ley. Razón suficiente tiene Jesús de Nazareth al decir: “Hipócritas, su corazón está lejos de mí. El verdadero culto a Dios exige el esfuerzo, el sacrificio, la entrega y la generosidad.
 
            Queda muy claro que Jesucristo no quiere que el culto se lleve el mérito de lo absoluto. El verdadero culto debe estar centrado en Dios: “Adorarás al Señor tu Dios y a Él solo servirás” (Lucas 4, 8). El Papa Francisco enseña: “El verdadero culto a Dios no lleva a la discriminación, al odio y la violencia, sino al respeto de la dignidad y la libertad de los demás, y al compromiso amoroso por todos. (Homilía, 14 de enero, 2015. Sri Lanka).
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