25 de abril de 2025

ANUNCIAR LA PALABRA ES MANDATO DIVINO Evangelio sábado 26 de abril 2025


ANUNCIAR LA PALABRA, ES MANDATO DIVINO 
              
Evangelio sábado 26 de abril 2025
Padre, Jairo Yate Ramírez. Arquidiócesis de Ibagué
“Jesús, que había resucitado a la mañana del primer día de la semana, se apareció primero a María Magdalena, aquélla de quien había echado siete demonios. Ella fue a contarlo a los que siempre lo habían acompañado, que estaban afligidos y lloraban. Cuando la oyeron decir que Jesús estaba vivo y que lo había visto, no le creyeron.
 
Después, se mostró con otro aspecto a dos de ellos, que iban caminando hacia un poblado. Y ellos fueron a anunciarlo a los demás, pero tampoco les creyeron.
Enseguida, se apareció a los Once, mientras estaban comiendo, y les reprochó su incredulidad y su obstinación porque no habían creído a quienes lo habían visto resucitado. Entonces les dijo: “Vayan por todo el mundo, anuncien la Buena Noticia a toda la creación”.” Marcos 16, 9-15.
 
            El mandato del resucitado es Anunciar el Evangelio. Para poder cumplir con este objetivo se hace necesario ser muy fiel al Maestro de Nazareth. Anunciar es el método de ir regando la semilla, preparando el corazón, disponiendo la voluntad, afirmando lo que puede suceder ante la aceptación de aquello que se está proclamando. El método tiene una lógica: Anunciar, sembrar, disponer, crear la inquietud, consultar, dejar, invitar, convocar a quienes crean y quieran escuchar la Palabra. 
 
            ¿Por qué será necesario salir a anunciar el Evangelio? Porque siguen existiendo muchos incrédulos. Porque la duda todavía permanece. Porque la soberbia en algunas personas, no les permite ser humildes y creer en el Hijo de Dios. Porque existen muchas personas que todavía no conocen a Dios. Porque el pecado le ha ganado la batalla a la gracia en muchos hombres y mujeres. Porque cada día hay menos personas disponibles a colaborar con esta misión evangelizadora. Jesucristo tiene toda la razón: “Hay que salir, a Anunciar”.
 
            San Pablo VI, Papa, nos recuerda que la evangelización es la vocación propia de la Iglesia. El Máximo ejemplo y modelo evangelizador es Jesús de Nazareth. El centro del mensaje es el anuncio del Reino de Dios. El núcleo de la predicación es la salvación de toda la humanidad. Es la liberación de todo lo que oprime al ser humano. El ritmo evangelizador debe ser infatigable. Siempre debemos evangelizar, no la podemos cambiar por otra opción. Quienes anuncien la Palabra, deben formar una comunidad de hermanos.
 
            Un buen objetivo: “la Iglesia comienza por evangelizarse a sí misma. Comunidad de creyentes, comunidad de esperanza vivida y comunicada, comunidad de amor fraterno, tiene necesidad de escuchar sin cesar lo que debe creer, las razones para esperar, el mandamiento nuevo del amor.” (cfr. Exhortación apostólica, Evangelii Nuntiandi, 1-15)
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https://youtu.be/kAFOp1bqZiU