JUEVES SANTO 17 de abril 2025
Centramos nuestro pensamiento en el amor, la caridad, el servicio.
“El corazón sin arrepentimiento ni llanto, se vuelve rígido. Las lágrimas siguen derramándose y purifican el corazón”
(Papa Francisco. 28 de marzo, 2024)
ENSEÑANZAS QUE NOS REGALA EL JUEVES SANTO
Jesús de Nazareth nos invita a liberarnos del egoísmo y del mal que nos domina, cuando no funciona nuestro corazón con la bondad de Dios. (cfr. Éxodo 12, 1-8 11-14)
“Jesús se hace frágil como el pan que se rompe y se desmigaja. Pero precisamente ahí radica su fuerza. En la Eucaristía la fragilidad es fuerza: fuerza del amor que se hace pequeño para ser acogido y no temido; fuerza del amor que se parte y se divide para alimentar y dar vida; fuerza del amor que se fragmenta para reunirnos en la unidad” (Papa Francisco, año 2021) (cfr. 1 Corintios 11, 23-26).
El servicio, la humildad, el altruismo definen el ser y el quehacer de todos aquellos que deseen convertirse en discípulos misioneros. (cfr. Juan 13, 1-15).
Evangelio jueves 17 de abril 2025
Padre, Jairo Yate Ramírez. Arquidiócesis de Ibagué
“Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado la hora de
pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el
mundo, los amó hasta el extremo.
Estaban cenando (ya el diablo le había metido en la cabeza a Judas Iscariote, el de Simón, que lo entregara) y Jesús, sabiendo que el Padre había puesto todo en sus manos, que venía de Dios y a Dios volvía, se levanta de la cena, se quita el manto y, tomando una toalla, se la ciñe; luego echa agua en la jofaina y se pone a lavarles los pies a los discípulos, secándoselos con la toalla que se había ceñido.
Llegó a Simón Pedro y éste le dijo: —Señor, ¿lavarme los pies tú a mí?
Jesús le replicó: —Lo que yo hago, tú no lo entiendes ahora, pero lo comprenderás más tarde.
Pedro le dijo: —No me lavarás los pies jamás. Jesús le contestó: —Si no te lavo, no tienes nada que ver conmigo.” Juan 13, 1-15.
El servicio, la humildad, el
altruismo definen el ser y el quehacer de todos aquellos que deseen convertirse
en discípulos misioneros del Maestro de Nazareth. En torno al excelente sacramento de los
sacramentos, el Hijo de Dios enseña a sus futuros seguidores, que, con el
alimento de la Eucaristía y la disponibilidad de corazón de cada persona,
podrán cumplir la misión encomendada, haciendo todo en memoria del Salvador
del mundo.
La Eucaristía es un excelente
sacramento para aprender la bondad, la generosidad y la caridad que viene de
Dios. La bondad eucarística de Dios supera la inequidad humana. Bien lo
advertía el profeta Eliseo: “Porque así dice el Señor: Comerán y sobrará” (II
Reyes 4, 44). Nos convertimos en testigos de la caridad con los demás
°°° así lo enseñó el Papa Benedicto XVI: “En la Eucaristía Jesús nos hace
testigos de la compasión de Dios por cada hermano y hermana. Nace así, en torno
al Misterio eucarístico, el servicio de la caridad para con el prójimo”. (cfr.
Ángelus, 31 de julio 2011).
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https://youtu.be/DYid0xZSns4
LA EUCARISTÍA Y LA ESPERANZA
La Eucaristía es el sacramento de la caridad
Por excelencia
Jubileo Año 2025
Nos ubicamos en el quinto día ante la celebración de nuestra Semana Santa. Hoy trataremos de entender la relación que existe entre la Eucaristía como Sacramento y la Esperanza como virtud.
Nuestra Iglesia Católica nos enseña el valor que tiene la Eucaristía para cada uno de nosotros: He aquí nuestra Eucaristía cristiana: en ella están contenidos, verdadera, real y sustancialmente el cuerpo y la Sangre del Salvador (Catecismo Iglesia. Católica. 1374). La Iglesia vive de la Eucaristía, la misma Eucaristía le da su razón de ser: somos Eucaristía, milagro de la gente que ama, milagro de la gente que perdona, milagro de la gente que cambia.
Con la virtud de la Esperanza,
aprendemos a confiar en las promesas de salvación en nombre de Dios. Con la
Esperanza tenemos seguridad en el Reino de los cielos, en la eternidad, en la
felicidad infinita. Con la Eucaristía, Jesucristo propone la Esperanza de
bondades para todos aquellos que cumplan con el mandato de la Eucaristía.
Por ejemplo: “si no comen la carne del Hijo del hombre y no beben su sangre, no
tendrán Vida en ustedes. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene Vida
eterna, y yo lo resucitaré en el último día.” (Juan 6, 52-53) “El que coma de
ese Pan vivirá eternamente” (Juan 6, 59).