19 de abril de 2025

LA RESURRECCIÓN ES MOTIVO DE ESPERANZA Evangelio domingo 20 de abril 2025


DOMINGO DE RESURRECCIÓN 20 de abril 2025
Cristo ha resucitado, vive en medio de nosotros. Nos convertimos en peregrinos de la Esperanza, anunciando el mensaje del resucitado.
“Jesucristo ha resucitado, y sólo Él es capaz de quitar las piedras
que cierran el camino hacia la vida.
Más aún, Él mismo, el Viviente, es el Camino;
el Camino de la vida, de la paz, de la reconciliación, de la fraternidad.”
Papa Francisco. 31 de marzo, 2024
 
ENSEÑANZAS QUE NOS REGALA EL DOMINGO DE RESURRECCIÓN
            Jesucristo nos encomendó predicar su Palabra, dando testimonio de que Dios lo ha constituido juez de vivos y muertos. (cfr. Hechos 10, 34ª. 37-43)
            Quienes resucitan con Cristo, aspiran siempre a los bienes de arriba, no a los de la tierra. (cfr. Colosenses 3, 1-4).
            Galilea, se irá constituyendo progresivamente en el lugar del discipulado y de la misión iluminados por el fulgor de la pascua de Jesús. (cfr. Lucas 24, 13-35).
 
LA RESURRECCIÓN ES MOTIVO DE ESPERANZA CRISTIANA             
Evangelio domingo 20 de abril 2025
Padre, Jairo Yate Ramírez. Arquidiócesis de Ibagué
 
            “Aquel mismo día iban dos de ellos a un pueblo llamado Emaús, que distaba sesenta estadios de Jerusalén, y conversaban entre sí sobre todo lo que había pasado. Y sucedió que, mientras ellos conversaban y discutían, el mismo Jesús se acercó y siguió con ellos; pero sus ojos estaban retenidos para que no le conocieran.
 
Él les dijo: «¿De qué discutís entre vosotros mientras vais andando?» Ellos se pararon con aire entristecido. Uno de ellos llamado Cleofás le respondió: «¿Eres tú el único residente en Jerusalén que no sabe las cosas que estos días han pasado en ella?» Él les dijo: «¿Qué cosas?» Ellos le dijeron: «Lo de Jesús el Nazareno, que fue un profeta poderoso en obras y palabras delante de Dios y de todo el pueblo.” Lucas 24, 13-35.
 
            Jesucristo anuncia un mundo nuevo con su propia pasión, muerte y resurrección. Decía el Maestro: “Después de mi resurrección, iré delante de vosotros a Galilea” (Marcos 14, 28). Y este, efectivamente, será el último pensamiento: “Irá delante de vosotros a Galilea; allí le veréis, como os dijo” (Marcos 16, 7). Galilea, se irá constituyendo progresivamente en el lugar del discipulado y de la misión iluminados por el fulgor de la pascua de Jesús.
 
El Papa Francisco nos recuerda que la Resurrección de Jesús, el centro del mensaje cristiano, que resonó desde el principio y que ha sido transmitido para que llegara hasta nosotros. San Pablo escribe a los cristianos de Corinto: “Les he trasmitido en primer lugar, lo que yo mismo recibí: Cristo murió por nuestros pecados, conforme a la Escritura. Fue sepultado y resucitó al tercer día, de acuerdo con la Escritura.
 
Se apareció a Pedro y después a los Doce.” (1 Corintios 15, 3-5). La muerte y la Resurrección de Jesús son justo el corazón de nuestra esperanza. Sin esta fe en la muerte y en la Resurrección de Jesús nuestra esperanza ya no será ni siquiera esperanza. (cfr. Homilía, 3 de abril, 2013). 
 
            La resurrección abre las puertas de la evangelización para la humanidad. La resurrección como misterio pertenece al orden de la fe; es también un acontecimiento histórico, las pruebas reposan en el sepulcro vacío (cfr. Juan 20,2).
 
El Maestro superando la muerte, se aparece a sus discípulos, (cfr. Juan 20, 19-20); también a Santo Tomás (cfr. Juan 20, 26-28). María Magdalena tiene una gran experiencia con el resucitado (cfr. Juan 20, 10-18). El mismo apóstol san Pablo reconoce en el acontecimiento de la resurrección la razón de nuestra fe: (1 Corintios 15,14).
SI DESEAS ESCUCHAR EL AUDIO DE ESTA REFLEXIÓN HAZ CLICK     
https://youtu.be/trJFP77P2dU        

Obedientes a la propuesta del Papa Francisco, reflexionaremos cada día de la Semana Mayor un tema sobre la virtud de la Esperanza. Hoy domingo de resurrección pensamos en °°°   

 

LA RESURRECCIÓN Y LA ESPERANZA
“Cristo resucitado es nuestra Esperanza”
Jubileo Año 2025
 
            Nos ubicamos en el octavo día ante la celebración de nuestra Semana Santa.  Ante todos los momentos difíciles que se nos presentan en la vida. Ante el sentirnos defraudados ante la manera de ser de los   demás. Ante el deseo de creer que ya no existen esperanzas. Ante pensar que ya no hay esperanza que valga. Encontramos la respuesta en la Palabra de Dios. “Si cristo no resucitó, vana es nuestra fe”.  (1 Corintios 15, 14)
 
            El Papa Francisco enseña: Cristo Resucitado, nuestra esperanza, así como lo presenta san Pablo en la Primera Carta a los Corintios (cfr. cap. 15). El cristianismo nace de aquí. No es una ideología, no es un sistema filosófico, sino que es un camino de fe que parte de un acontecimiento, testimoniado por los primeros discípulos de Jesús. Jesús ha muerto por nuestros pecados, fue sepultado, y el tercer día resucitó y se apareció a Pedro y a los Doce (cfr. 1 Corintios 15, 3-5). Este es el hecho: murió, fue sepultado, resucitó y se apareció. Es decir, ¡Jesús está vivo! Este es el núcleo del mensaje cristiano. 
 
            El cristianismo es la búsqueda de Dios respecto a nosotros. Jesús nos ha tomado, nos ha agarrado, nos ha conquistado para no dejarnos más. El cristianismo es gracia, es sorpresa, y por este motivo presupone un corazón capaz de estupor. Un corazón racionalista es incapaz del estupor, y no puede entender qué es el cristianismo. Porque el cristianismo es gracia, y la gracia solamente se percibe, y aún más se encuentra en el estupor del encuentro. Jesucristo es nuestra máxima Esperanza. (cfr. Audiencia, 19 de abril, 2017).
 
            Tener firme en la cabeza como un yelmo, sobre todo en las pruebas y en los momentos más difíciles de nuestra vida, “la esperanza de la salvación”. Es un yelmo. Esta es la esperanza cristiana. Cuando se habla de esperanza, podemos ser llevados a entenderla según la acepción común del término, es decir en referencia a algo bonito que deseamos, pero que puede realizarse o no. Esperamos que suceda, es como un deseo.
 
La esperanza cristiana no es así. La esperanza cristiana es la espera de algo que ya se ha cumplido; está la puerta allí, y yo espero llegar a la puerta. ¿Qué tengo que hacer? ¡Caminar hacia la puerta! Estoy seguro de que llegaré a la puerta. Así es la esperanza cristiana: tener la certeza de que yo estoy en camino hacia algo que es, no que yo quiero que sea. (cfr. Audiencia, 1 de febrero, 2017).